La batalla entre murciélagos y mariposas dura ya más de 60 millones de años. Durante este tiempo, algunas especies de mariposas nocturnas han desarrollado sus defensas, como sistemas que detectan o desvían las señales de ecolocalización de sus depredadores. Es lo que se llama en biología una "carrera armamentística", en la que pequeños cambios en determinado rasgo se convierten temporalmente en una ventaja hasta que la especie 'rival' evoluciona para contrarrestarlo.
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