En el año 1992 la policía halló el cuerpo de la joven Denise Johnson en el desierto de Arizona con signos de violencia. Entre sus pertenencias encontraron un busca cuyos datos apuntaban a un sospechoso, pero los agentes necesitaban más pistas. En el registro del lugar de los hechos descubrieron que uno de los árboles, del género Parkinsonia (más conocidos como paloverde), había sido golpeado recientemente. La policía registró la furgoneta del hombre y encontró una serie de semillas que podían corresponder a aquel árbol, pero para determinarlo necesitaban la ayuda de un botánico. ¿Podían probar la presencia del sospechoso en el lugar de los hechos? Aunque el científico que se encargaba del caso se mostró escéptico al principio, el análisis de ADN de las semillas no dejaba lugar a la duda: pertenecían al árbol dañado y situaban al sospechoso en el lugar del asesinato. Aquella prueba pericial contribuyó a resolver el primer caso de la historia gracias a la botánica molecular.
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Los botánicos quieren resolver el crimen
10 marzo 2015
Escrito por Aberrón a las 8:36 | 0 comentarios »