La historia del relojero John Harrison es uno de los mejores ejemplos de que a veces es la tecnología la que marca el camino a la ciencia. Durante buena parte del siglo XVIII este artesano inglés desafió a los más eminentes astrónomos británicos y venció la carrera para establecer un método que permitiera conocer la posición de los barcos durante sus navegaciones en el océano. Mientras los científicos se inclinaban por buscar una referencia en los astros, Harrison diseñó una serie de relojes compactos que, a diferencia de los clásicos relojes de péndulo, mantenían la hora con bastante precisión y permitían conocer la posición del barco respecto al meridiano de partida.
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