Si trabaja usted en una oficina sabrá que cada año, al llegar el calor, se desata una batalla de los sexos. Ellas se sienten como expedicionarias en la llanura antártica y a ellos les caen gotas de sudor por la frente. ¿Quién tiene razón y por qué se produce esta situación cada año? Los investigadores Boris Kingma y Wouter van Marken Lichtenbelt intentan responder a esta y otras cuestiones en un trabajo publicado este lunes en la revista Nature Climate Change para el que analizaron la fisiología de 16 mujeres jóvenes mientras realizaban trabajos ligeros de oficina. Su estudio indica que su metabolismo basal estaba significativamente por debajo de los valores estándar, lo que les lleva a concluir que las mujeres requieren temperaturas menos bajas durante el verano para sentirse cómodas. En concreto, indican, mientras para los hombres la temperatura ideal en casa y el trabajo es de 22 °C, para ellas es de 25 °C, tres grados de diferencia.
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