Imagine la sabana después de las lluvias. El horizonte está cubierto de cientos de miles de cebras, ñus, gacelas y jirafas. Dirija la mirada donde la dirija, todo bulle lleno de vida. En este paraíso es de suponer que habrá centenares, quizá miles, de depredadores aprovechando la abundancia de recursos. Pero no sucede exactamente así. De hecho, en esta zona el número de depredadores es proporcionalmente menor que en otras donde las presas son menos abundantes o escasean. ¿Qué está pasando en este lugar?
Seguir leyendo en: ¿Por qué no hay más leones donde hay más presas? (Next)