Las campanillas son capaces de cambiar de color en pocas horas en función de las variaciones de pH en el ambiente. En un solo día, estas flores pueden pasar del color azul al rosa y a veces al rojo, pero el cambio es demasiado lento para observarlo a simple vista. Para capturarlo con sus cámaras, un equipo de científicos del Instituto Nacional de Biología Básica de Japón colocó la flor en un espacio cerrado junto a un recipiente de hielo seco. A medida que el hielo se evaporaba, la acidez del aire se incrementaba (por acumulación de CO2), provocando que los pigmentos almacenados en los pétalos cambiaran de tonalidad.
Fuente: A Quick, Colorful Change for a Morning Glory (TNYT) | Vía: @NYTScience