Hoy quiero compartir con vosotros una consulta que me envió Alejandro, biólogo y seguidor de Fogonazos desde 2006. Hace unos días me escribió para contarme esto:
"Hoy estando en el campo he presenciado algo extraño y no encuentro respuesta, así que se me ha ocurrido acudir a ti y a tus compañeros científicos para arrojar algo de luz (...) Esto no es broma ni pseudo-ciencia, al contrario, busco una explicación racional de qué era. Te envío adjunto un vídeo que hice y te lo explico a continuación. Acerqué mucho la cámara porque creía que con el ruido del viento fuerte no se escucharía nada.
Hoy a mediodía estaba solo en la cima de una montaña en la Sierra del Maigmó en Alicante, en el punto más alto de esa zona. Estando allí el cielo acabó encapotándose y cayendo una nevada. Estaba junto a un vértice geodésico que tenía roto el tramo superior y asomaba ferralla por arriba. Y lo extraño es que esa ferralla se puso a emitir un ruido rarísimo, un chirrido agudo de volumen variable que no había oído antes. Me cercioré hasta lo posible de que no eran insectos ni tampoco el viento. No había ninguna línea de alta tensión.
Posteriormente he descubierto en fotos que me hice que tenía el cabello erizado, como por electricidad estática (eso sí lo reconozco pues lo he experimentado en alguna otra ocasión). Enseguida empezó a nevar y no había rayos ni truenos por ninguna parte. ¿Ese ruido pudo provenir de la electricidad atmosférica sobre el hierro? ¿Corrí peligro? ¿Podían ser ondas de radio? ¿Contracción o dilatación del hormigón? Te agradecería cualquier pista científica.
¡Gracias y un saludo!Mi primera impresión fue que el ruido estaba causado por el viento al entrar por el hueco entre la pintura y el cemento y hacer vibrar la estructura (una puerta de mi casa suena de modo parecido cuando la corriente incide de determinada manera). Para salir de dudas escribí a mis compañeros de Naukas para ver si ellos encontraban otra explicación posible, como algo relacionado con la electricidad en el ambiente. Para ellos - con todas las reservas, ya que no tienen más información que las que se ve en las imágenes - podemos estar ante un caso de efecto corona y de viento iónico. ¿De qué estoy hablando? Vayamos poco a poco.
Las pistas principales para llegar a esta conclusión son tres: la presencia de viento constante, el cabello erizado de Alejandro y la tormenta de nieve posterior. Lo que sucedió pudo ser más o menos así: el viento estaba cargando el vértice geodésico. El rozamiento de las moléculas del aire arranca electrones del metal y quedan iones en el aire. Es decir, los hierros de la ferralla están cargados y provocan la ionización del aire circundante, lo que se conoce como efecto corona. Este efecto es similar al que veían los navegantes durante algunas tormentas eléctricas, cuando los mástiles de la embarcación brillaban con el fuego de San Telmo y, en palabras de Melville en Moby Dick, "el ardiente dedo de Dios se posaba en el barco".
"Fijaos, yo solo apagaré la causa de vuestro miedo"
¿Y el ruido? Los iones, responde Iván Rivera desde el consejo Naukas, salen disparados hacia afuera, bajando la presión local del aire e induciendo una respuesta elástica. "La carga de los hierros provocaría un campo que ionizaría el aire circundante con una carga igual a la de los hierros, por lo que el aire ionizado es repelido por los hierros, y reemplazado por aire nuevo", añade César Tomé. "Este vaivén produce ondas de presión que nuestro cerebro interpreta como sonido".
¿Corrió peligro en algún momento Alejandro? La opinión generalizada de los expertos de Naukas es que no, salvo que hubiera tocado el hierro y hubiera recibido una pequeña descarga. En cualquier caso, en lo alto de una montaña, con los pelos de punta y sensación de cosquilleo, yo me retiraría prudentemente a lugar seguro. Por si las moscas :-)
Por cierto, si tenéis alguna consulta de este tipo, a partir de algo que hayáis visto vosotros mismos y os haya sorprendido, aquí está Fogonazos para intentar resolver vuestras dudas.