Una buena parte de los cuadros de Vincent van Gogh, incluyendo sus famosos girasoles, no han dejado de oscurecerse en los últimos cien años. Los científicos llevan mucho tiempo reuniendo pistas y acorralando a los culpables. Las pruebas más claras señalan a la composición de los pigmentos, en especial al que el artista utilizaba para generar el vistoso color amarillo. La mezcla de cromato de plomo con sulfato de bario para realzar el brillo produce una reacción química al contacto con la luz y tiende a convertirse en una sustancia marrón y apagada con el tiempo.
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Los sulfatos condenan a Van Gogh a la oscuridad
11 abril 2016
Escrito por Aberrón a las 22:18 | 0 comentarios »