Lo que veis sobre estas líneas forma parte de una grabación en supercámara lenta de un pájaro carpintero golpeando un tronco con su pico, una operación que repite en varias ráfagas y en la que experimenta una deceleración de hasta 1.500g, una barbaridad de impacto si pensamos que el límite que puede soportar un cerebro humano sin hacerse papilla es de unos 200 g. Entonces, ¿por qué no sufre lesiones cerebrales? - se preguntaba Yuri en el Cuaderno de Cultura Científica hace unos años. Básicamente porque la estructura del cerebro y el pico hacen que la energía circule por el exterior y se disipe en forma de calor. Lo explica así:
¿Pero cómo desaparece? Pues básicamente disipándose en forma de calor. Se cree que ese es el motivo principal por el que el pájaro carpintero tiene que parar de picotear cada poco tiempo: se sobrecalienta y necesita un descansito hasta que baja la temperatura. Entonces, vuelve a la carga. Y así una vez y otra, todos los días de su vida. Y la vida, una vez más, burlándose de todos los límites que cualquiera le pretenda imponer.
Tenéis el vídeo completo aquí que, según leo en Twitter, es de D Gorkemi.