Si eres un poco curioso habrás leído alguna vez, como yo, que las condiciones de presión y humedad en la cabina de un avión alteran ligeramente tu sentido del gusto y las compañías deben salpimentar más las comidas para que no resulten insípidas. O que el zumo de tomate sabe especialmente sabroso porque el sabor umami se percibe más intenso. Pero no es el único cambio que se produce en tu mente y en tu cuerpo durante un vuelo de larga distancia. Leyendo este fantástico artículo de Richard Gray en BBC Future descubro que, como dice @CaosAzucarado, el llamado "aerotrastorno" puede llegar a ser literal. Estos son algunos de los cambios que un vuelo hace a tu cuerpo y que quizá no quieras saber:
- El descenso de la presión puede reducir la cantidad de oxígeno en la sangre de los pasajeros entre un 6 y un 25%, según el artículo, lo que puede producir sensación de somnolencia o fatiga. (No encuentro la fuente de esa cifra, pero hay amplia literatura sobre esta desaturación de la sangre)
- Esta reducción del oxígeno puede afectar a las capacidades cognitivas y reducir la velocidad de respuesta.
- La visión en condiciones de oscuridad puede reducirse hasta un 10% porque las células de la retina están especialmente ávidas de oxígeno.
- Se reduce la sensibilidad de las papilas gustativas - lo que explica lo de las comidas- y se pierde olfato.
- La sequedad del ambiente hace que la humedad de la piel se reduzca hasta un 37%, lo que puede aumentar la sensación de picor.
- Los efectos del alcohol se amplifican, y también los de la resaca del día siguiente.
- Puedes sufrir alteraciones del humor, por eso hay gente que llora más con las películas en vuelo, ya sea de pena o alegría.
- Se sospecha que puede afectar al sistema inmune, por eso hay quien siente que se está resfriando (también porque el aire acondicionado suele estar a todo trapo)