El niño está dormido y la madre lo sujeta firmemente contra su pecho durante varios minutos. Ambos están dentro de una máquina de resonancia magnética funcional de las que se usan habitualmente en los hospitales para la detección de tumores y otras enfermedades. Pero en este caso ambos están sanos y la única función de la resonancia es estética. La autora es la investigadora Rebecca Saxe, una investigadora del MIT que sus esta técnica para investigar la actividad cerebral de los pequeños. En la web del Smithsonian explica por qué hizo esta resonancia con su hijo.
"Esta imagen de resonancia en concreto no se hizo para realizar un diagnóstico, ni siquiera conn objetivo científico. Nadie, hasta donde yo sé, había hecho antes una resonancia de una madre y un hijo. Hicimos esto porque queríamos verlo”.Para algunos, explica, esta imagen recuerda la fragilidad de los seres humanos y debido a que solo se ve su interior, sin caras, ropas ni pelo, podría ser una representación verdaderamente universal de una madre humana y su hijo. A otros, apunta, les fascina la diferencia entre los cerebros del niño y del adulto, que es menos oscuro porque tiene mucha menos materia blanca. “Esto es un retrato de uno de los problemas más difíciles en neurociencia”, escribe Saxe. “¿Cómo los cambios en ese pequeño órgano llevarán al desarrollo de una mente humana completa?”. Sea como sea, como dice mi amigo Federico Kukso en Twitter, esta es quizá una de las neuroimágenes más bonitas que se han tomado nunca.
Fuente: Why I Captured This MRI of a Mother and Child (Smithsonian.com)