En el verano de 2017 esta imagen de un accidente en una autopista de Oregón (EEUU) dio la vuelta al mundo. En ella se ve un coche accidentado cubierto por una sustancia gelatinosa y algunos peces desparramados aquí y allá, como si el vehículo hubiera emergido de algún extraño naufragio. En realidad el coche acababa de chocar con un camión que transportaba un cargamento de mixines (Myxini), también conocidos como peces bruja, un animal que es considerado un manjar en algunos lugares como Corea del Sur. Y lo que cubría la carrocería no era otra cosa que la misteriosa baba de estos peces.
La baba del pez bruja es una de las sustancias más fascinantes de la naturaleza. Tal y como describe Ed Yong en un interesantísimo artículo en The Atlantic, los científicos llevan años tratando de desentrañar su estructura y de entender cómo la utilizan estos animales en su hábitat natural. La sustancia es especialmente intrigante por su capacidad de expandirse. Al pez le bastan apenas 40 miligramos para que la baba multiplique su volumen por 1.000 en unos segundos hasta formar una especie de moco trasparente que se adhiere a las superficies, pero sin ser pegajoso.
“Parece como un moco que alguien se acaba de sonar de la nariz”, asegura Douglas Fudge, un científico que lleva años estudiando su estructura. En realidad está formado por agua y proteínas y los expertos creen que la clave está en la forma en que se colocan las cadenas de ADN del núcleo. Sobre su uso, los expertos han documentado cómo el pez bruja expele la sustancia cuando se ve amenazado o estresado y cómo se adhiere a las mandíbulas y las agallas de los depredadores, que terminan desistiendo de sus intenciones. En 2011, el equipo de Vincent Zintzen filmó las siguientes imágenes, en las que se aprecia cómo hasta un tiburón se ve impotente ante estos peces, cuya piel también les permite escabullirse con una facilidad pasmosa de cualquier dentellada.
La explicación mas aceptada, por ahora, es que estos peces sin mandíbula evolucionaron de forma independiente al resto de vertebrados marinos desde hace unos 550 millones de años y se especializaron en comer carroña y deslizarse por el interior de los cadáveres de otros animales para darse un festín (otro hecho alucinante es que no tienen mandíbulas y también absorben los nutrientes a través de su piel). En la oscuridad de los fondos oceánicos, esta molesta baba trasparente puede haber sido la mejor manera de librarse de los otros carroñeros y mantener a raya a los depredadores, que se marchan desconcertados por esa fantasmal presencia que les impide seguir respirando.
Para más info: No One Is Prepared for Hagfish Slime (The Atlantic)
Sobre la misteriosa baba del pez bruja
31 enero 2019
Escrito por Aberrón a las 9:53 | 2 comentarios »