Nuestro conocimiento científico de la realidad es y será siempre limitado. Aunque hemos sido capaces de determinar lo que sucede dentro de un átomo a través de megaexperimentos como los del CERN, algunos de los fenómenos que tienen lugar a nuestro alrededor de manera cotidiana se producen a una escala que aún es demasiado escurridiza para nuestro nivel de conocimiento. Así, por ejemplo, no sabemos exactamente cómo se propaga y se contagia un virus, ni terminamos de saber al cien por cien cómo se forman las nubes, aunque conozcamos bien algunos de los mecanismos íntimos de estos procesos. Y en los dos casos por el mismo motivo: suceden en unas dimensiones espaciales y temporales demasiado estrechas como para que los sorprendamos in fraganti.
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Del coronavirus y la naturaleza de las nubes
20 agosto 2020
Escrito por Aberrón a las 22:10 | 0 comentarios »