Aunque el cielo es un espacio común, se han ido parcelando las alturas a golpe de talonario. Las grandes fortunas del planeta se han reservado los espacios más altos sobre las grandes ciudades, pagan grandes sumas de dinero por viajar a la órbita y hasta se adueñan de estos espacios comunes, como lo que ha hecho Elon Musk con sus constelaciones de satélites Starlink. Conscientes de que es un signo de estatus y de poder, todos quieren subir cada vez más alto.
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